PRIMER VIAJE AL INFIERNO
En el fin de semana del 23 de julio del 2005, tome un viaje en taxi de 30 minutos, desde el pueblo de Ondangwa en donde trabajo y resido, hasta mi aldea nativa para pasar el fin de semana con mis padres. En el camino a casa, tuve la sensación de que algo extraordinario iba a suceder esa tarde.
Llegue a casa al rededor de las 6:00 p.m., y ese era el tiempo en que la gente prepara para la cena. Yo estaba en la cocina con el resto de mi familia, recostada en una vieja sábana sobre el suelo, mientras que mis sobrinitas y mis sobrinos cantaban sus coros de la escuela dominical. De repente senti una gran unción que vino sobre mÃ, mi cuerpo se debilitó, y yo permanecà bajo el poder de Dios. Vi a un hombre usando una larga túnica blanca, sujeta con una cinta del mismo color, venia caminando hacia donde yo me encontraba. HabÃa una luz brillante al rededor de Él, como si la luz radiara de Él mismo. Usaba unas sandalias cafés; sus facciones eran como las de la gente del Oriente Medio, tenia una hermosa piel bronceada. Su gesto era muy amable y lleno de gloria, pero no podÃa ver a sus ojos. Cuando Él comenzó a hablar sus voz era tierna, amable y amorosa, sin embargo con mucha autoridad; ondas de amor emanaban desde Su mismo ser.
Él extendió Su mano hacia mà y me levantó del lugar donde yo estaba recostada. De repente yo me encontraba en un hermoso cuerpo transformado; me veÃa exactamente como cuando tenÃa 18 años. Me encontraba usando una túnica blanca ceñida con un cinto blanco. Pero aunque mi túnica era blanca, el material era diferente del que material de la túnica de este hombre. Su túnica tenia una apariencia como de seda con una brillantez que simplemente no se como describir.
Él dijo con la mas amorosa y tierna voz: "Victoria, quiero que vengas conmigo; te enseñare cosas espantosas y te llevaré a un lugar a donde nunca has estado jamás en toda tu vida".
Él tomó mi mano derecha y partimos. Yo sentÃa como si estuvieramos caminando en el aire y nos elevabamos todo el tiempo. Después de un tiempo en el camino, comencé a sentirme muy cansada y le dije que me sentÃa incapaz de poder continuar en el camino y le rogué que me permitiera regresar, sin embargo Él me miró tiernamente y dijo: "Tu no estás cansada - estas bien. Si te cansas, yo te cargaré, pero por el momento te encuentras bien. La paz sea contigo, vamos".
El lugar al que llegamos era muy árido, peor que el peor de los desiertos conocidos por el hombre, no habÃa ningún signo de vida de ningun tipo. No habÃa un sólo árbol o hoja o pasto o niguna cosa con vida en esa vista. Era un lugar muy deprimente de hecho.
Llegamos hasta una puerta, y el hombre se volvió y me dijo: "Victoria, vamos a travesar por la puerta y las cosas que vas a ver te van a espantar y afectar - pero debes descansar segura en que a cualquier lugar que yo te lleve, estarás bien protegida. Solo abre tus ojos y observa todo lo que voy a mostrarte". Yo estaba aterrorizada y comencé a sollozar, empecé a protestar y a suplicar a este hombre que me trajera de regreso. Le dije que no querÃa ir a ese lugar, por que podÃa ver a través de la puerta lo que estaba sucediendo allà dentro. El me miró y dijo, "La paz sea contigo; Yo estoy contigo. Debemos ir adentro, por que el tiempo se está acabando".
Entramos a través de la puerta. No puedo describirles a ustedes el horror de ese lugar. Estoy convencida que no hay otro lugar tan espantoso en todo el universo entero como ese lugar. El lugar era extremadamente grande y tenÃa la sensación de que se expandÃa y agrandaba todo el tiempo. Era un lugar de densas tinieblas y el calor de ese lugar no se podÃa medir; era mas caliente que el mas caliente de todos los fuegos. No podÃa ver ninguna flama de fuego, o de dónde provenÃa el calor pero eso estaba realmente ARDIENDO. El lugar estaba lleno de moscas de todos los tamaños - verdes, negras y grises, todo tipo de mosca concebible se encontraba en ese lugar. Además de eso habia también cortos, gruesos y oscuros gusanos por todas partes, subiendo por todas partes, los gusanos empezaron a subir sobre nosotros y las moscas también estaban sobre nosotros. El lugar estaba llendo del mas asqueroso y repugnante hedor; no hay palabras para describir la intensidad del hedor de ese lugar. El olor era casi como el de la carne podrida pero era cien veces peor que la cualquier carne decadente que jamás hubiera yo olido en toda mi vida. El lugar estaba llendo de el ruido de lamentos y de crujir de dientes, asà como de demoniacas carcajadas malignas.
Lo peor acerca de este lugar era que estaba lleno de personas. HabÃa tantas personas que no se podÃan enumerar. Las personas se veÃan en forma de esqueletos. Puedo decir confiadamente que estos esqueletos eran humanos, por que reconocà a algunos de mis parientes cercanos y gente de mi aldea. Sus huesos eran de un gris oscuro y extremadamente secos. TenÃan largos y filosos dientes como animales salvajes. Sus bocas eran grandes y anchas y sus lenguas eran largas y de un rojo brillante. Sus manos y pies tenÃan largos y delgados dedos con uñas largas y afiladas. Algunos de ellos tenÃan colas y cuernos.
HabÃan demonios mezclándose entre la gente, los demonios en apariencia se veÃan como reptiles y caminaban en cuatro patas. Estaban a gusto en ese ambiente y estaban constantemente burlándose y atormentando a los humanos.
El ruido que los demonios hacÃan era mas bien como una celebración, se veÃan a gusto y despreocupados; también bailaban y brincaban todo el tiempo. Los humanos por el contrario, se veÃan miserables y deprimidos; se encontraban en un estado de impotencia y de desesperación. El ruido que los humanos hacÃan era causado por el dolor; sollozaban, gritaban, crujÃan sus dientes, estaban en una situación desesperada de inimaginable dolor y agonÃa.
Las personas en este lugar eran incontables, pero pude ver claramente que la gran mayorÃa eran mujeres. Se encontraban divididos en diferentes grupos. Pero aún estando en grupos, no era posible estimar el número de personas dentro de un sólo grupo por que cada grupo era extremadamente grande.
El hombre me guió hacia uno de los grupos en la parte este de ese lugar. Él me miró y dijo: "Victoria, este es un grupo de personas que rehusó perdonar a otros. Yo les dije muchas veces de muchas diferentes maneras que perdonaran a los otros pero ellos me rechazaron; yo les habÃa perdonado a ellos todos sus pecados, pero ellos se rehusaron a perdonar a otros. Su tiempo se terminó y se encontraron a si mismos en este lugar. Ellos estarán aquà por toda la eternidad; ellos están comiendo los frutos de su labor por siempre y para siempre. Aunque, es muy doloroso para mà verlos en este horrible lugar y en esta eterna situación -por que yo los amo".
Fuà entonces guiada al siguiente grupo, y el hombre me dijo que la gente en este segundo grupo eran aquellos que tenÃan deudas. HabÃa tres categorÃas diferentes en ese grupo. La primera categorÃa era de gente que debÃa a otros, ellos tenÃan dinero para pagar sus deudas pero se mantenÃan demorando y postergando sus pagos. Ellos decÃan que pagarÃan mañana, o la siguiente semana, o el siguiente año, hasta que el tiempo se les terminó a ellos y ahora se encuentran en este lugar. Y aqui es donde se quedarán para siempre; están comiendo los frutos de su labor.
La segunda categorÃa era de aquellos que tenÃan deudas que se podÃan permitir pagar a sus acredores y ademas querÃan pagarlas, pero temÃan mas a las consecuencias por que, tal vez, si ellos decÃan la verdad sufrirÃan el rechazo o tal vez irÃan a la cárcel o tal vez lo que hicieron se sabrÃa abiertamente ante todo el mundo y ellos serÃan humillados. El hombre dijo: "Ninguno de ellos vino a mà para preguntarme alguna manera. Si ellos lo hubieran hecho, Yo les hubiera enseñado el camino hacia una salida fácil. Pero ellos prefirieron usar su propio sabidurÃa y razonamientos los cuales no les ayudaron en niguna forma. Su tiempo se les terminó y ahora se encuentran en este lugar en donde estarán para siempre. Estan comiendo los frutos de su labor".
Después el dijo: "La tercera categorÃa tenÃan deudas las cuales no se podÃan permitir pagar, pero, nuevamente, ninguno de ellos me dijo que tenÃan deudas que ellos no podÃan pagar. Si asà lo hubieran hecho, Yo hubiera pagado sus deudas. Ellos también trataron de usar su propio razonamiento y sabidurÃa, los cuales no pudieron ayudarlos en nada. Y ahora ello se encuentran en este lugar en donde estarán para siempre. Ellos estan ahora comiendo el fruto de su labor. Mi corazón se duele por todas estas personas por que los amo profundamente".
En el primer grupo, vi a dos de mis parientas cercanas, asà como a una de doce años, también pariente mÃa. Yo se que tenÃa doce por que esa era la edad que ella tenÃa en el momento de su muerte. En el segundo grupo vi también algunos de mis parientes, asà como a un pastor al cual yo conocÃa muy bien. Jakes, mi novio que habia cometido suicidio por que yo le habÃa dado mi vida a Jesucristo, estaba también en el segundo grupo. También vi a algunos de mis vecinos en ambos grupos.
Yo reconocà a la gente que conocÃa antes de sus muertes; ellos también me reconocieron a mÃ. Mis parientes estaban furiosos cuando me vieron y comenzaron a gritarme obscenidades; usaban el lenguaje mas vulgar mientras me maldecÃan. Uno de ellos me decÃa que yo no era digna de seguir al hombre que estaba conmigo; ellos me decÃan las cosas que yo solÃa hacer antes de darle mi vida a Cristo. Ellos no estaban mintiendo; las cosas de las que me estaban acusando eran verdad. Jakes me decÃa que yo le pertenecÃa a el, y que yo deberÃa de estar en donde él estaba por que habÃa cometido los mismos pecados que el cometió.
Al principio el pastor parecÃa feliz de verme y me dijo que habÃa hecho bien en venir, pero su actitud cambió inmediatamente cuando él vió quién era el que me estaba acompañando y entonces el también se unió a las maldiciones y el uso de lenguaje obsceno. El hombre que iba conmigo me dijo que los ignorara por que ellos no sabÃan lo que estaban haciendo.
Yo estaba petrificada y extremadamente triste; mi cuerpo estaba temblando y no podÃa permanecer de pie. Estaba llorando incontrolablemente. El hombre se volvió a mÃ, me dió un abrazo, y dijo: "La paz sea contigo, Victoria". Mi fuerza retornó a mà y me sentà muy segura en su abrazo. Entonces Él me dijo que tenÃamos que dejar el lugar y regresar. Él me miró y dijo: "Victoria, Yo te he mostrado. Ahora tu debes escoger en cual de los grupos tu quieres estar; la desición está en tus propias manos. Debes decirle a la gente todo lo que has visto y experimentado pero no agregues ni omitas nada".
Yo recuerdo que dejamos el lugar de horrores juntos pero no se en que momento lo deje a Él por que entonces me di cuenta: Abrà mis ojos y ya estaba de vuelta en mi cuerpo fÃsico, recostada en el Hospital Oshakati. HabÃa un suero en mi brazo izquierdo y vi a mi madre y otros vecinos de nuestra aldea en una esquina del cuarto, desde donde me estaban viendo con asombro. Pude ver en el rostro de mi madre que habÃa estado llorando. Le pregunte a una de las enfermeras si ella sabÃa que me habÃa sucedido, pero ella solo bromeo y dijo: "Fuiste enviada de regreso; tal vez has hecho algo malo y necesitas arrepentirte". La enfermera estaba tratando de hablar de manera alegre acerca de mi condición, pero podÃa ver que estaba espantada de acercarse a mÃ. Le pedà que llamara al doctor que me habÃa atendido.
Cuando el llegó dijo que no sabÃa lo que estaba mal conmigo. Inicialmente el penso que habÃa contraÃdo malaria, pero los resultados de la malaria habÃan salido negativos. El continuó diciendo que mi temperatura, pulso y presion arterial estaban peligrosamente bajos pero que no habÃa podido encontrar la causa para ello. El dijo que no habÃa nada que el pudiera hacer por mÃ; el no me podÃa admitir por que no estaba enferma. El suero que me estaban aplicando no funcionaba al principio pero cuando abrà mis ojos, entonces comenzo a funcionar. El me recomendó que la enfermera administrara otro suero cuando el primero se hubiera terminado para que pudiera tener suficientes fuerzas para regresar a casa.
Yo estaba espantada de las cosas que habÃa visto en ese lugar y no podÃa dejar de llorar. El hedor de ese horrible lugar continuaba siendo tan real como cuando estaba ahi dentro. Las escenas de ese lugar se me revelaban en mi mente todo el tiempo. No podÃa dormir y mi cuerpo entero estaba en gran dolor. SentÃa como si todos mis miembros hubieran sido arrancados de mà y puestos de regreso en mi cuerpo. Oh me sentÃa terrible. Tuve diarrea y un dolor de cabeza punzante por una semana entera.
Yo ya estaba determinada que no hablarÃa con nadie acerca de mis experiencias por que quien me iba a creer? Que iba a pensar la gente? PermanecÃa diciendome a mi misma que no debÃa nunca relata mi experiencia a nadie. Uno de mis mentores me telefoneó tres dÃas después para inquirir hacerca de mi bienestar por que le habÃa enviado un mensaje pidiendole que orara por mÃ. Antes de que pudiera darme cuenta me encontraba ya diciendole acerca mis experiencias. Cuando me recapacité de lo que estaba haciendo ya le habÃa dicho la mayorÃa de la historia. QuerÃa patearme a mà misma. Lloraba por que estaba convencida de que habÃa cometido el peor error de mi vida. Ahora la historia estaba dicha, no habia posibilidad de que yo pudiera esconderlo más. Ahora se que si Dios quiere que algo sea dicho, simplemente será dicho. El es Dios, después de todo.
El 19 de agosto, desperté, sintiendo las señales de una unción en mi cuerpo fÃsico. Estaba débil y temblando, mientras que ondas de electrcidad pasaban a través de mi cuerpo. En la tarde vi una luz brillante aproximandose hacia el cuarto y en medio de esa luz se encontraba el mismo hombre. Esta vez Él se sento en una silla junto a mi cama, no tengo idea de donde salió esa silla pero estaba allà tan pronto como Él se dispuso para sentarse. Era una hermosa silla hecha de oro solido; la forma era la de una silla convencional, con soporte en la espalda. En cada pata habia una estrella de plata incrustada en el oro; la misma estrella estaba también en el centro del soporte de la espalda. TenÃa ruedas redondas en cada pata.
Después de saludarme, Él me dijo que Él sabÃa que tenÃa muchas preguntas acerca de Su identidad y que habÃa venido para revelarse a sà mismo conmigo, y para explicar ciertas cosas que yo habÃa experimentado. Él dijo: "Yo Soy Jesús, tu Salvador. Si tienes alguna duda, mira mis manos. El lugar a donde fuimos es el infierno". Cuando miré a Sus manos, vi las marcas en donde los clavos lo habÃan atravesado.
Querido amigo, yo quiero decirte que el infierno no es un producto de la imaginación de nadie, sino un lugar real y bastante desagradable. No fué hecho para las personas sino para Satanás y sus demonios. Nuestro debido lugar es en el Cielo con Jesús, pero nosotros debemos escoger a Jesús antes de que sea demasiado tarde. Hoy que escuchan Su voz, no endurezcan su corazón; acepten a Jesús como su Salvador personal hoy y vivan para Él. El infierno es un lugar terrible, es un lugar de miedo y tristeza; es un lugar de tormento y eterno llanto y crujir de dientes. Satanás quiere llevárse a tantos como le sea posible al infierno con él. No cooperen con él; cooperen con Jesús y ustedes vivirán y no morirán.
No podÃa entender por que el Señor me dirÃa que hiciera una desición entre los dos grupos que Él me enseñó en el infierno cuando yo era ya una cristiana renacida. Yo lo habÃa aceptado en mi vida y Él todavÃa me pedÃa hacer una desición de querer ir al infierno o no. No podÃa entender. Empecé a orar y a preguntarle a Dios que me diera una revelación de lo que Él habÃa querido decir y lo que Él querÃa que yo hiciera. El Señor me reveló que yo estaba abrigando una falta de perdón y resentimiento en mi corazón en contra de una de mis hermanas, asà como mi prima. Le pedà al Señor que me perdonara la falta de perdón en mi espÃritu; también le pedà perdón a mi hermana por albergar ira y amargura en mi corazón encontra de ella. El Señor me instruyó también a pedirle perdón a mi prima.
El Señor también me recordó que hubo un tiempo en el que adquirà un trabajo como profesora con un diploma fraudulento, y Él consideraba eso como una deuda y un robo. Yo estaba determinada a hacer lo que era correcto y le pedà al Señor que me ayudara a través de este problema y que me mostrara una salida fácil por que esto era un crimen serio que me podrÃa llevar tras las rejas. Él me dirigió a ir al Departamento de Educación y confesar lo que habÃa hecho.Yo estaba dispuesta a ir a la cárcel si esto era inevitable. Experimente el favor del Señor de gran manera. Las autoridades del Departamento de Educación me dijeron que yo debÃa decidir lo que yo querÃa: pagar de regreso el salario que habÃa recibido del gobierno o no pagarlo. Ellos prometieron no presentar ningún cargo en contra mÃa por que estaban atónitos por mi confesión. Nuestro Dios es un fiel quien honra Su palabra.
Si tú estás en una situación similar a la que yo estaba, quiero animarte a que tu hagas lo que es correcto, sin importar las consecuencias. Tal vez vayas a la cárcel pero eso será un castigo temporal. No hay dolor ni verguenza que se compare con una eternidad separado de Dios. El infierno no es un lugar agradable, es mejor permitir a Dios que te juzgue ahora, antes de que sea demasiado tarde. No debemos temer el juicio de Dios mientras estemos en el tiempo de Su gracia, debemos permitirle que Él exponga lo que sea que este mal en nuestras vidas, mientras todavÃa tenemos tiempo de enmendar nuestras situaciones para con Él, por que ya no hay más perdón del otro lado de la tumba.
SEGUNDO VIAJE AL INFIERNO
El 18 de octubre del 2005 desperté a las 5:30 a.m. pero no pude ir a trabajar. Me sentÃa muy débil y como ebria; no me podÃa mover o girar en mi cama, y la presencia del Señor se sentia fuertemente en el cuarto. Yo estaba temblando y sentÃa electricidad pasando a través de mi cuerpo. El Señor vino a tomarme justo antes de las 8:00 por que la última vez que vi mi reloj, eran las 7:48, y Él llegó poco después de eso. Él me saludó y me dijo que debiamos irnos nuevamente por que el tiempo se estaba terminando. Me levanté y comenzamos a caminar. La forma en la que estabamos caminando esta vez era muy diferente de las otras veces; aunque nuestras piernas hacÃan los movimientos de caminar, nostros estabamos como flotando mas que caminando. Mientras ibamos de camino, Jesús me dijo que todos los pecados son malos y que no hay tal cosa como pecados pequeños y pecados grandes. Todos los pecados llevan a la muerte, no importa que tan grandes o pequeños sean. El Señor me dijo que ibamos a visitar el infierno otra vez y luego Él me preguntó si tenia temor. Yo le contesté que tenia temor.
Él dijo: "El espÃritu de temor no procede de mi Padre o de MÃ, proviene del diablo. El miedo te causará a hacer cosas que te llevarán al infierno".
Sin fe es imposible agradar al Señor y el miedo es directamente lo opuesto de la fe. Es obvio que el miedo no le agrada a Dios por que destruye la fe de uno. Por que todo el tiempo que ibamos de camino, ibamos caminando lado a lado pero tan pronto como llegamos a la puerta del infierno, Él tomo mi mano con Su mano y la sostuvo todo el tiempo que estuvimos en el infierno. Yo estaba tan feliz que el Señor sostenÃa mi mano por que con el sostén firme de Su mano removió todo el temor de mÃ. El lugar seguÃa siendo el mismo, nada habÃa cambiado desde la primera vez. HabÃa moscas, gusanos, calor extremo, el hedor, esqueletos, el ruido, todo se encontraba tal y como estaba la primera vez que estuve ahÃ. Entramos a través de la misma fea puerta y el Señor me llevó llevó a un grupo de personas. HabÃa muchas personas que conocÃa mientras todavÃa estaban en la tierra. La gente pobre estaba un estado terrible; se veÃan miserables y en gran agonÃa, pero lo peor de todo era era la expresión de desesperación en sus caras.
El Señor señaló a una mujer de mediana edad que conocà antes de su muerte. Ella habÃa muerto en un accidente automovilÃstico en el principio del año 2005. Yo estaba en shock de ver a aquella mujer en el infierno por que todos sabÃamos que ella era una mujer temerosa de Dios y amante del Señor. El Señor me dijo que esta mujer lo amaba y que Él también la amaba; ella lo habÃa servido cuando ella vivÃa en la tierra; ella habÃa guiado a muchas personas al Señor y ella conocÃa al Señor muy bien. Ella era compasiva con los pobres y necesitados; ella les daba, y los ayudaba en muchas maneras. Ella era una buena sierva del Señor en muchas maneras.
Esas palabras del Señor me dejaron todavÃa más atónita, y entonces le pregunté por qué Él dejarÃa a alguien que lo habÃa servido tan bien y haya terminado en el infierno. El Señor me miró y me dijo que esta mujer habÃa creÃdo la mentira del diablo. Aunque ella sabÃa las escrituras bien, ella creyó la mentira de el diablo de que hay pecados pequeños y pecados grandes. Ella pensó que un pecado "pequeño" no la llevarÃa al infierno por que, después de todo, ella era cristiana.
El Señor continuó, "Yo fuà con ella muchas veces y le dije que parara de hacer lo que estaba haciendo, pero muchas veces ella razonaba que lo que ella hacÃa era demasiado pequeño, y ella aribuyó mi advertencia a sus propios sentimientos de culpa. HabÃa un tiempo en el que ella paraba por un tiempo pero luego ella se convencÃa nuevamente a si misma que esa advertencia no provenÃa de MÃ, sino de su propia voz, por que ese pecado era demasiado insignificante para lastimar al EspÃritu Santo".
Le pregunté al Señor otra vez cuál era el pecado que esta mujer habÃa cometido y Él me contestó asÃ: "Esta mujer tenÃa una amiga que es enfermera en el Hospital de Oshakati. En cualquier momento que esta mujer se enfermaba, ella no iba al hospital para pagar por su carnet como una práctica normal; ella sólo tomaba el teléfono y le decÃa a su amiga que le organizara medicina para ella del Dispensario del Hospital. Su amiga estaba siempre obligada y le pedÃa recoger la medicina a una hora particular. Primero, ella decidió aceptar la mentira del diablo acerca de pecados chicos y grandes y rechazó mi verdad; ella causó a alguien mas a pecar y a robar por su bienestar, y lo peor, ella contristó al EspÃritu Santo. Esto es lo que causó que ella llegara al infierno. No importa si tu has traÃdo millones de almas al Señor; es todavÃa posible llegar al infierno por contristar al EspÃritu Santo. No solo debes preocuparte por la salvación de los demás sino que tienes que ser también cuidadoso de no perder tu propia alma. Sé sensible al EspÃritu Santo en todo momento". Después de que el Señor dijo esas palabras el dijo que debÃamos regresar.
Muchos cristianos que han oÃdo esta historia la encuentran problemática. Ellos siempre me preguntan: "Qué acerca de la justificación, misericordia y gracia?" y "Es posible perder tu salvación después de haberla recibido?" "No es eso demasiado severo?", "Puede ser Dios tan cruel?".
Bueno, como he dicho en algún otro lugar de este libro, yo no estoy presentando ninguna teologÃa aquÃ. Yo sólo les estoy diciendo lo que el Señor me ha mostrado y enseñado - y lo que Él me ha permitido experimentar. Por favor dirÃganse a sus biblias para respuesta. Miren en los siguientes versÃculos y hagan saquen sus propias conclusiones.
"Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado". 1 Corintios 9:27
"Qué, pues, diremos? Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
En ninguna manera. Por que los que hemos muerto al pecado, como viviremos aún en él?". Romanos 6:1-2
"No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupisencias." Romanos 6:12
"Por que si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios". Hebreos 10:26-27
Puedo ir al infierno después de haber servido al Señor y después de haber guiado a otros a Cristo? Usted sea el juez!
DESOBEDIENCIA
El lunes 6 de marzo del 2006, me desperté con la alarma del reloj a las 5:30. Empecá a orar y me di cuenta de que una fuerte unción vino sobre mÃ. Mi cuerpo estaba muy débil y estaba temblando y ondas de electricidad pasaban por mi cuerpo.
En la tarde, mientras estaba recostada en mi cama, vi una luz brillante llenando el cuarto. Vi pequeñas, blancas y redondas gotas como del tamaño de una cabeza de alfiler. Las gotas caÃan como lluvia y se hundÃan en mi piel al contacto. Además vi una nube, o algo como una niebla que venÃa de lo alto; que también llenaba el cuarto y que se hundia también en mi piel al contacto. Después de eso, vi a Jesús caminando hacia mà desde en medio de una nube de niebla. Él se sento en su silla junto a mi cama. No tengo idea de donde salÃa esta silla; usualmente aparece tan pronto como Jesús se dispone a sentarse. Es una preciosa silla de oro; su apariencia es como la de todas las sillas pero con soporte en su espalda, y en cada pata su estrella de plata; y una estrella similiar pero mas grande en el soporte trasero, y tiene ruedas redondas en cada pata.
Jesús me saludó y estiró su mano hacia mà y me dijo que me levantara por que el tiempo se estaba terminando. El me levantó hacia arriba de la mano y yo me senté en la cama.
Entonces Él me dijo: "Victoria, vamos a orar". Él oraba en un lenguaje que yo no entendÃa; sólo entendà la palabra "Amen". Entonces Él continuó preguntándome lo que yo veÃa y yo le contesté que veÃa grupos de personas llendo a sus trabajos, y otros llegando a sus lugares de trabajo. También veÃa gotas similares blancas cayendo sobre aquellos que habÃan llegado primero a sus trabajos. Después del primer grupo, otro grupo llego también después. Para cuando llegó el segundo grupo la lluvia de diminutos gotas habÃa ya dejado de caer.
También vi diferentes grupos de personas, llegando a diferentes iglesias el domingo en la mañana. La lluvia de blancas gotas empezarÃa a caer tan pronto como los primeros empezaran a llegar al lugar de la iglesia. Continuaba cayendo por un tiempo y después se detenÃa. Los ultimos en llegar no encontrarÃan nada.
Jesús me preguntó si habÃa entendido lo que habÃan significado esas visiones y yo le contesté que no las habÃa entendido. Entonces el comenzó a explicarme: "Estas visiones significan que a cualquier lugar donde tu debes estar a una hora especÃfica y tu sabes a que hora deberÃas estar allÃ, hay siempre ángeles distribuyendo bendiciones para esa hora especÃfica. Si tu llegas a tiempo, tu recibirás tus bendiciones, pero si llegas tarde, tu perderás tus bendiciones para ese dÃa por que los ángeles distribuyen las bendiciones sólo para ese tiempo en especÃfico. Victoria, quiero advertirte por que tu llegas tarde a tu trabajo y además allegas especialmente tarde a los servicios dominicales. Debes saber que a esas horas tu has llegado tarde sin ninguna razon válida; siempre te has perdido de las bendiciones para esos dÃas; ellas nunca volverán a tÃ. Victoria tu debes parar con esto y no volverlo a hacer, a menos que tengas una buena razón para llegar tarde".
Cuando el Señor dijo esas palabras reamente deseé poder desaparecer o darle algunas excusas aceptables por mi indisciplina. Le dije que algunas veces me quedaba dormida, pero Él me miró directo a los ojos y dijo que estaba mintiendo y que yo tenÃa una mala tendencia a regresar a la cama después de haber despertado, para sucumbir al deseo de dormir 'por unos minutos mas'.
Después de que Jesús me advirtió, Él dijo: "Levántate. Vamos. El tiempo se esta acabando rapidamente y hay cosas que debemos hacer".
Esta vez el Señor me llevó a un lugar donde nunca habÃa estado antes; también era la primera vez que tomabamos ese camino en el que caminamos ese dÃa. Llegamos a un jardÃn llendo de hermosas flores y de hermosos árboles verdes, nada en esta tierra se puede comparar a esta belleza. Las flores eran de todos los tipos y de hermosos colores brillantes. Nos sentamos en una hermoso banco de jardÃn, que estaba hecho de oro sólido, y tenÃa pequeñas y brillantes estrellas plateadas.
Cuando nos sentamos, Él señaló enfrente de nosotros y dijo: "Victoria, mira, puedes ver esa ciudad?" Cuando miré, vi una enorme, y brillante ciudad. Era hermosa mas alla de toda descripción. La ciudad tiene un brillante y reluciente puerta y en esa puerta estaba un hombre, sentado, que era de gran edad. TenÃa una larga y blanca barba y pelo blanco. Ya habÃa visto a este hombre antes, cuando le pregunté a Jesús quién era este hombre, Él me dijo que era Abraham, el padre de la fe.
Vi muchas avenidas en esa ciudad, que estan también hechas de oro. Hay también altos edificios y también eran brillantes como el oro. El esplendor y brillo en la ciudad es indescriptible.
Jesús se volvió a mà y me preguntó: "Qué piensas acerca de la ciudad?".
Yo le respondà que era hermosa y que querÃa ir allÃ. Jesús me dijo: "Yo te llevaré si tu continúas siendo obediente por que es ahà también donde tu casa va a estar. Permanece obediente - por que si eres desobediente, Victoria, los cuervos volarán en tu casa. Tu casa será morada de búhos y patio de espiritus. De cualquier forma, no tengas temor, por que yo estoy contigo. Sólo obedece. Por que todo aquél quel que desobedece, en su casa volarán los cuervos, será morada de búhos y patio de espÃritus".
Jesucristo es real y Él nos ama con un amor que no puede ser descrito, Su más grande deseo es que nosotros escojamos la vida y que pasemos la eternidad con Él. Su corazón se duele por todas esas personas que están muriendo y llendo al infierno por que han escogido rechazar la Salvación que Él les ofrece, en lugar de eso ellos escogen la muerte.
Si eres cristiano renacido o no, por favor siempre recuerda esta sola cosa:
El tiempo se esta terminando rapidamente.
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